APAMACO
¿A quién no le gusta emular las
proezas de nuestros deportistas favoritos? En el caso del automovilismo no es
fácil hacerlo pero el ingenio popular es una fuente maravillosa de inspiración.
Los pibes de algunas generaciones anteriores tuvieron una excelente idea cuando
aprovecharon sus autos de juguete, le dieron peso y los usaban para competir,
tal como los ases de las pistas.
¿Cómo los impulsaban si no tenían
motores? De la forma más sencilla y fácil, con su mano hábil y recorrían
circuitos dibujados en la vereda, patios y calles de barrio con poco tránsito,
lugares de tierra y también arena cuando llegaban las vacaciones en la playa. Una variante era
utilizar los cordones de la vereda, un verdadero aventura de precisión y
habilidad.
La génesis de este juego se remonta
a la mitad del siglo XX cuando se comenzaron a utilizar autos de juguete, que
eran fabricados huecos, y se los rellenaba con cualquier elemento que sirviera para
darle peso. Generalmente, cuando personas mayores que lo han practicado nos
cuentan, las formas eran de las cupecitas de TC, ésas que Fangio, los Gálvez,
Marimóm y otros arriesgados, hacían volar por los todavía precarios caminos de
país.
En los años 60/70 con la aparición
de los autitos hechos de plástico soplado/inyectado/inflado, comenzó una nueva
etapa ya que a la facilidad de rellenarlos por ser piezas completas y no
ahuecadas, se le sumó la particularidad de agregar una cuchara de postre en la
trompa y quitarle las ruedas delanteras para que el deslizamiento por la “pista”
fuera mejor y el tiro más recto.
La situación del país a mediados de
los 80 con la desaparición de las fábricas que los manufacturaban debido a la
fuerte política de desindustrialización, provocó la desaparición del juego, lo
que provocó que al día de hoy, haya algunas generaciones de jóvenes que no
conozcan nuestro hobby.
En el año 2005, un grupo de personas
decidió reflotar esta actividad y realizó una competencia en el Parque
Rivadavia (C.A.B.A.) con singular éxito. Más adelante, una conocida revista de
automovilismo auspició un Torneo con autos de TC y allí comenzó a tomar otra
dimensión, con mucha más organización y participantes.
En el año 2008 y raíz de lo sucedido
el año anterior, un feriante del Parque Rivadavia tuvo la idea de organizar un
campeonato de F1, con más fechas. Esa situación se prolongó hasta el año 2009
con bastante informalidad. A fines de ese año, debido a diferencias en la
organización y fiscalización del campeonato, se planteó la fundación de una
Asociación que nucleara a todos aquellos que quisieran participar en el
hobby/juego.
De esta manera, a principios del año
2010 se constituye APAMACO (Asociación de Pilotos de Autos a Manocontrol), que
en ese momento contaba con cinco personas que participaron en aquella carrera
de resurgimiento en 2005. Se programaron las fechas del campeonato, se hizo
hincapié en el mejoramiento de la estética y se confeccionaron reglamentos
deportivos, técnicos y para cada categoría en particular.
A partir de allí, todo es historia
reciente. Nada detuvo el crecimiento de la Asociación, llegando hasta a incidir
en la formación de otras asociaciones tanto dentro de C.A.B.A. como en la
provincia de Buenos Aires y el interior del país.
En 2015, transitamos la sexta
temporada con un éxito creciente, ya que se llegó a tener difusión radial,
gráfica y televisiva. Esperemos seguir escribiendo la historia de la mejor
manera posible.
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