BROCHE
DE ORO CON MOÑO INCLUÍDO
Cuando esta Misión se inició,
allá por el año 2010, parecía una locura. Armar un auto emblemático de nuestro
país, enviarlo a un país no tan cercano al nuestro, era todo un desafío. La
elección obvia fue un Torino de plástico soplado que representaba a nuestra
industria automotriz y a nuestro hobby.
El auto fue donado por
Marcelo Vivo y así se inició todo. José Aramburu fue el que hizo el trabajo
grueso, de una magnitud enorme. Mucha dedicación para construir un chasis con jaula,
hecho de chapa y cañitos minúsculos. José se tomó el trabajo de alinearle los
ejes para que el auto se deslizara derecho, y lo logró. Las ruedas utilizadas
fueron de slot, pero no de slot actual, tiene al día de hoy 35 años. Unas
pruebas y quedó listo para la segunda fase.
Esta fase se inició con el
pintado de ese chasis, o arenero como le llaman en el TC, cuyo trabajo fue
hecho por Fabián Mossato. Mientras tanto, la carrocería la tuvo Marcelo Lauria
para dejarla inmaculadamente blanca y así la base quedó resuelta. La labor
final fue encarado por la
familia Vivo, los hermanos Agustín y Alejandro, trabajando en
sus PC para el diseño de las decoraciones y calcomanías, bajo la supervisión de
Marcelo.
Faltaba ir al correo y
despacharlo. Pero no pudo ser, pudo más la nostalgia, las pocas ganas de
desprenderse de ese modelo que tanto trabajo y cariño tenía puesto sobre si.
Pero la Misión Fangio
tenía que tener un final digno y no quedar en la nada de una caja de cartón
cerrada a todo acceso. Y así surgió el destino final.
Torino, Misión Fangio, auto
argentino de Nurbürgring, el aval de Oreste Berta, circunstancias que condujeron
a un lugar donde la contemplación de ese trabajo pudiese estar al alcance de
todos. Que mejor sitio que aquel donde esta el auto original, donde se juntaron
el Chueco, Froilán, Oscar y Juancito, el Toro Mouras, el Flaco Traverso, Senna,
Bordeu y tantos más. Donde la Flecha de Plata encara una curva de Avus, donde
un Arrows te recibe en la entrada, donde se enternizó la ayuda del “Caballero
del camino” Eusebio Marcilla al gran Juan Manuel.
Y de esa manera, el sábado 21
de octubre a las 6.30 hs., partió la mini caravana de dos autos hacia Balcarce,
para entregar el Torino al Museo “Juan Manuel Fangio”. Los “pilotos” fueron el
binomio Fernando Torregrosa/Marcelo Vivo y José Aramburu. Cinco horas y dos
“entradas a boxes” mediante, la comitiva de ocho personas hizo su ingreso al
Museo. Allí fueron recibidos por las autoridades correspondientes y luego de
las presentaciones de rigor, las amenas anécdotas sobre las carreras a
manocontrol, en un sencillo pero muy emotivo acto, fue entregado el Torino,
firma de Acta de Donación mediante. El grupo de APAMACO ya había cumplido con
su misión, había culminado la Misión Fangio.
El último paso se dará cuando ubiquen a la maqueta junto al
original y quede a la vista de todos pero ese toque final ya no depende de
estos soñadores.
En muchos comentarios sobre
la actividad, se nombra la palabra “locos” en forma adjetiva, no despectiva. Y
si, hay que tener cierto grado de locura en el buen sentido de la palabra para cumplir
ciertos sueños, que terminan siendo realidad.
Fotos: gentileza de Liliana Gonzalez de Aramburu